dijous, 4 de novembre del 2021

XXXIII

 


A ti, como a mí mismo, te satisfacía ser de pueblo,

de un pueblo de l’Horta de València que subsiste

a la colonización de las formas culturales

de una metrópolis que crece y vive

de espaldas a su propio país,

un país existente en el corazón

de aquellos que nacen con raíces en los pies.

Tenías la facultad de ver

hasta qué punto el pueblo

iba siendo engullido.

Tenías una cierta clarividencia

y luchabas, porque a pesar del tsunami

que lo acabaría convirtiendo en una ciudad dormitorio,

en su centro todavía quedaran

vínculos sólidos y visibles con el pasado

y las generaciones que nos precedieron.

Aun así, nunca te encerraste entre los muros del pueblo,

a ti te ha gustado correr, correr

y a casa tarde o temprano volver.

No has temido el momento de escribir un canto a tu pueblo,

a su paisaje urbano y rural,

a su gente más humilde, más sencilla.

No lo has temido y siempre has tenido clara tu identidad,

has amado tu pueblo y en todo tiempo lo dijiste con la cara bien alta.