Esta
última noche
del
maldito verano del pandémico 2020
un
escozor terrible en los dedos del alma
me
empuja a escribir
los versos más tristes que nunca he compuesto .
La derrumbe ha sido terrible,
detrás
se ha llevado sueños y ilusiones.
Ahora,
pasada la media noche,
me
siento solo, airado, frustrado, acabado
viejo e incluso culpable,
culpable
de no haberlo visto venir.
Me
siento dolido porque no nos has dado
la
oportunidad de salvarte.
Escribo
atrapado, arrastrado por la tristeza
para
decirte que te amé,
que
te quiero, y sé que también nos amabas.
Para
ti, Arnau Llibertad, como el árbol talado
al
que en la cepa le nacen brotes,
aún
me queda una brizna de vida,
toda
una vida para recordar
todo
lo que no podremos vivir juntos.
(Con el permiso de los señores
Neruda, Hernández y Estellés).
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