La
mitad de mi vida
he
estado enfadado con mi padre
y
la otra mitad me la he pasado
intentando entenderlo
con
el fin hacer las paces con su espíritu.
Más
que padre, fue patrón de un barco sin rumbo,
su
boca un hacha y su lengua un cuchillo.
Tú
has sido el hijo de un hombre lleno de cicatrices emocionales.
Generoso,
me ofreciste tu ayuda,
tu
consejo de chiquillo sabio.
En
tus aventuras contabas conmigo
y
exigías enrolarte en mis barcos,
algunos
destinados al más infructuoso naufragio.
Estoy
tan lleno de ira que pienso que nunca te podré perdonar.
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