dilluns, 6 de setembre del 2021

XXVIII

 


Cruzabas la comarca a golpe de pedal hasta Godella,

te empujaba la solidaridad con una causa justa

y te plantaste como una columna de granito

ante un cabeza cuadrada de uniforme

a quien le habían otorgado licencia de perro de presa.

Lo miraste con tus ojos de azabache

y luego, sin levantar la voz,

lo informaste de cuál era realmente su trabajo,

servir al pueblo y no a un poder corrupto.

Asumiste el riesgo de la coherencia

y pagaste con tu dinero

la violencia avinagrada que en este país imponen las togas.