Tengo sed y mi rostro en tus manos
espera el cántaro del agua fresca.
JOAN-BAUTISTA CAMPOS
IV
Tienes sed, amigo, una terrible sed
que ha convertido en un erial tu garganta.
Tienes un deseo inmenso de agua fresca, cristalina,
que venga a apaciguar con urgencia
el ardor que te ha convertido en pasas los vocablos.
Tienes sed, amigo, y ella es el cántaro preciado,
de su boca brotan besos y palabras líquidas
que vienen a saciar una necesidad inmensa de afecto.
Tienes sed y ella es un manantial,
un lago donde el deseo se diluye con el amor.
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